En las posiciones sentadas del Yoga Tradicional se cruzan las piernas, justamente para inhabilitar estos chakras, de tal manera que la secuencia arranca de la base de la columna vertebral.
El estímulo de estos chakras nos pone frente a frente con pulsaciones instintivas y ancestrales, para evitar esta confrontación los modelos más modernos de yoga evitan la activación de los siete chakras inferiores.
¿Con qué nos enfrentaremos al activar el Chakra Atala, ubicado en las caderas?
Con el miedo y la lujuria nos dicen los viejos tratados. Cuando este chakra está bloqueado la energía en el área de la cadera decae, lo cual hace que bajen nuestras "agallas" para enfrentar los desafíos de la vida. En el idioma cotidiano decimos que a un hombre le faltan "testículos" o a una mujer "ovarios" cuando no tiene la capacidad de enfrentar situaciones o personas difíciles.
Al activar entonces al Chakra Atala nos enfrentamos al desafío de equilibrar estas poderosas fuerzas activadas.
Por eso conviene trabajar primero con la meditación y el desarrollo de nuestro Yo Verdadero para poder domar estas pulsaciones e integrarlas a nuestra vida.
El trabajo de este chakra es fundamental para quienes tienen desequilibrios físicos y/o psíquicos en relación con la sexualidad y la motivación vital, así como en problemas de fertilidad. Por su ubicación está fuertemente ligado a los dos chakras inferiores de la secuencia clásica de Siete Chakras, o sea al de la base de la columna (Muladhara) y al genital (Svadishthana).


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